LA ENCANTADORA CRETA
Creta es la isla más grande de Grecia, llamada por los mismos cretenses Megalónisos (Gran Isla). Dista de Atenas unas 175 millas y se conecta con ella a diario por avión y por barco. Está considerada como uno de los centros turísticos actuales más importantes del Mediterráneo y un centro cosmopolita que reúne anualmente a muchos turistas de todo el mundo.

Es la isla del mito y de la historia, en cuyas montañas fue criado Zeus y donde fue encontrada Europa. En la isla, está emplazado el Palacio de Minos y de Pasifae, y es aquí donde nació la civilización minoica.
La arquitectura local es única, con variados e interesantes monumentos, con infinitas playas, con montañas inigualables y una gastronomía ejemplo de la típica dieta mediterránea.

Ofrece una belleza natural incomparable, un clima excelente, unos pueblos tradicionales y una tierra muy fértil. Su cultura y literatura populares han traspasado las fronteras nacionales, y su modo de vida junto con su hospitalidad, la convierten en excepcional y única.
La isla goza de un lugar muy destacado en la historia de la literatura neohelénica. El Erotókritos de Vitsentsos Kornaros, que se lee, se recita y se canta en Creta aún hoy en día. La obra O Kritikós Pólemos (la guerra cretense), constituye el testimonio elemental de la conquista de Creta por los turcos. La aparición de Nikos Kazantzakis, quien intenta expresar lo que él mismo ha llamado “mirada cretense”, supone el reflejo de la singular manera de pensar de los isleños, hecho que se manifiesta en novelas como Alexis Zorba el griego, El Capitán Mijalis, Biografía del Greco, La última tentación o Cristo de nuevo crucificado. Otros representantes de esta literatura son Pantelís Prevelakis, Maro Douka, Rea Galanaki y Alkioni Papadaki.
En cuanto a la rica gastronomía cretense, no podemos dejar de mencionar: misithrópites (empanadas de queso fresco blanco), jilopites (pasta en cuadraditos), kojlií burburistí (caracoles fritos con vinagre y romero), kaltsunia (empanadillas con queso fresco y miel), dakos (pan tostado rústico con aceite de oliva, tomate y queso feta), y xerotígana (pastas fritas con almíbar, nueces y canela). La bebida por excelencia es el rakí o tsikudiá, siempre presente en la vida cotidiana y los acontecimientos.

LA HISTÓRICA PROVINCIA DE HERACLIO
Heraclio estuvo habitada desde el periodo Neolítico, aunque la ciudad tomó forma gracias a los árabes hacia el año 824. Actualmente, es la capital de la isla y de la provincia del mismo nombre. Constituye un centro económico importante, donde se concentran la mayor parte de la industria, la artesanía y los servicios. Aquí se encuentran los sitios arqueológicos más destacados (Cnosos, con su emblemático palacio, Festos, Górtina y Malia), los lugares turísticos más conocidos, como Hersonissos (Jersónisos) y Malia, así como algunos los pueblos que conservan un color tradicional, como Archanes (Arjanes) y Ano Vianos.

En el antiguo puerto están los arsenali venecianos (astilleros cubiertos) y la restaurada fortaleza Koules. Merece la pena visitar el asombroso Museo Arqueológico y la plaza de Eleftherios Venizelos, rodeada de cafés y restaurantes, también conocida como la “plaza de los leones”, la loggia veneciana, que actualmente alberga la sala de los congresos del Consejo Municipal, el Ayuntamiento de Heraclio, la Basilica de Ayios Markos (San Marco), la iglesia de Ayios Titos y la catedral de Ayios Minás.
El Museo Arqueológico de Heraclio consta de dos pisos y en sus veinticuatro salas se exhiben hallazgos que abarcan un periodo de más de 5.000 años (desde el Neolítico hasta la época romana). Estos objetos provienen de excavaciones en toda Creta y completan la imagen de la civilización minoica que el visitante se ha ido formando al explorar los sitios arqueológicos, en especial Cnosos y Festos.

El Palacio de Cnosos
En 1900 el arqueólogo inglés Arthur Evans sacó a la luz una civilización antiquísima y muy desarrollada, la minoica. El mito cuenta que el gran Rey Minos no sacrificó el precioso toro blanco que había prometido ofrecer a Poseidón, hecho que provocó su ira. Poseidón, como venganza, infundió en Pasifae, esposa de Minos, un deseo irreprimible hacia el toro y la incitó a emparejarse con él.

Fruto de esta unión antinatural, fue un monstruo antropófago, con cuerpo de hombre y cabeza de toro, el temido Minotauro. Pasifae escondió a su hijo en un laberinto, que construyó el magnífico arquitecto de Atenas, Dédalo. Minos prometió al Minotauro entregarle cada año en sacrificio a siete muchachos y siete muchachas, que los atenienses estaban obligados a enviar como impuesto a los cretenses.
El Palacio de Cnosos llegó a su apogeo alrededor del 1600 a.C. y fue destruido cerca de 1450 a.C. por la erupción del volcán de Santorini, cuya lava cubrió toda la isla formando una de las más primitivas pompeyas.

Cnosos es el complejo arqueológico más representativo de Creta, permitiendo al visitante apreciar la increíble sabiduría de un pueblo que hace más de 2.500 años alcanzó un desarrollo arquitectónico insuperable.

Dentro del Palacio, podrán ver un fresco original que representa al ser mitológico Grifón, la Sala del Trono, el sistema de conducción de agua, indicios de la escritura prehistórica llamada lineal B y el llamado “teatro”, aunque lo más seguro es que no se utilizara como tal.
Festos es otro sitio arqueológico representativo del ámbito minoico. Según la leyenda, el hermano de Minos, Radamante, construyó aquí su lujoso palacio. Festos se extiende sobre una colina que goza de una vista maravillosa. Las excavaciones del primer palacio sacaron a la luz cerámica, sellos y el famoso “disco de Festos”, con su enigmática grafía.
LA BELLA PROVINCIA DE JANIÁ
Janiá (Canea) ocupa el extremo occidental de la isla de Creta y es su segunda ciudad más grande. Dicen que es la ciudad más bella de la isla. Se compone del casco antiguo y del nuevo y atrae anualmente una gran cantidad de visitantes de todo el mundo.
La garganta de Samariá es una de las rutas más espectaculares de la zona y una de las bellas de Europa, con un paisaje agreste que alterna lo verde con la roca desnuda de las montañas. Una experiencia que le quedará grabada.

El Parque Nacional de Samariá, está localizado a unos 50 km de la ciudad de Janiá, tiene 16 km de largo y en ciertos puntos mide menos de 2,5 metros de ancho. La entrada queda a 1.250 metros de altitud descendiendo hasta el nivel del mar. Para acceder a la garganta se empieza por Omalós.

La cabra salvaje cretense “égagros” le estará observando todo el rato, si bien ella no se deja ver.
Merece la pena visitar el Monasterio de Ayía Triada Tsangarolon, con su majestuosa entrada dedicada a la Santa Trinidad y el Monasterio de Gouvernetou, uno de los monasterios más antiguos de Creta, construido para honrar a la Virgen.
