¿Por qué Atenas se llama Atenas?
Tendremos que retroceder en el tiempo miles y miles de años… Según la mitología, Atenas tomó este nombre debido a una disputa entre Atenea y Poseidón, quienes fueron llamados por el rey Cécrope (Kékrops), fundador de la ciudad, para designar al protector de esta. Por cierto, se cree que este soberano reinó en el siglo XVII a.C.
Por entonces Atenas se llamaba Cecropia en honor a su fundador, y allí fue donde llegó Poseidón, dios de los mares, y Atenea, diosa de la sabiduría. Poseidón clavó su tridente en la roca sagrada de la Acrópolis, en el lugar donde se encontraría más tarde el Erecteion, haciendo que del suelo surgieran dos caballos y un manantial de agua salada. A continuación prometió a los habitantes proteger los mares y la marina mercante. Atenea, por su parte, hizo brotar de la roca un olivo y les prometió la paz y la sabiduría. Los tributos de la diosa eran el olivo y la lechuza, símbolos de la paz y la sabiduría.
Ante la disputa, de acuerdo con la versión más difundida del mito, Zeus tuvo que intervenir para dirimir la cuestión. Así, llamó a todos los dioses del Olimpo para que votasen. Los dioses se inclinaron por Poseidón, las diosas por Atenea, y Zeus se abstuvo. Atenea consiguió seis votos y Poseidón cinco, así que la ciudad fue concedida a la diosa y desde entonces fue llamada Atenas. De haber ganado Poseidón, se hubiera llamado Poseidonía.
Devenir histórico de la ciudad
Se afirma que aproximadamente en el cuarto milenio a.C., la región habitaban los pelasgos. ¿Pelasgos? Los escritores de la Antigüedad los consideraban antepasados de los helenos, mientras que con posterioridad se los identificó con los helenos mismos.
Sea como fuere, en el segundo milenio, era la civilización micénica la que estaba presente en el Ática (y Beocia), y no solo en el Peloponeso como tal vez se piense. Destacados reyes de la época micénica fueron justamente Cécrope (o Erecteo), Egeo, Teseo y Codro. Las investigaciones, a su vez, apuntan a que la fundación de la ciudad tuvo lugar alrededor de 1235 a.C.
Codro fue el último rey de Atenas. Entretanto, los dorios, un pueblo originario del noroeste de Grecia, se habían expandido por varias regiones continentales e insulares a partir del siglo XII a.C., lo que produjo migraciones internas y cambios políticos. En la Atenas del siglo VIII a.C., por ejemplo, se impuso el régimen de la oligarquía (el gobierno de los pocos) y de los tiranos.
En la época de la tiranía de Pisístrato (siglo VI a.C.) florecieron el comercio y la artesanía, se fundaron colonias y empezó la explotación de las minas de plata de Laurión. En general, los tiranos favorecieron las letras y las artes. Se inauguró la primera biblioteca pública del mundo y se embelleció la ciudad con templos, edificios, fuentesy bosques.
Hablando de artes y a modo de muestra, la alfarería del siglo VII a.C., que se caracterizaba por su estilo de figuras negras, dio paso a la de figuras rojas. Hacia mediados del siglo VI a.C., Atenas ya constituía el principal centro productor de cerámica del Mediterráneo.
En 513 a.C., Harmodio y Aristogitón dieron muerte al tirano Hiparco, convirtiéndose en héroes nacionales. Entre el 508 y el 507 a.C., Clístenes estableció las bases del régimen democrático y aseguró a los ciudadanos libertad, igualdad de derechos e igualdadante las leyes. A principios del siglo V a.C., durante las invasiones persas, los atenienses ganaron un merecido prestigio como defensores de la Hélade.
Bajo el mandato de Pericles (450 – 429 a.C.) Atenas llegó a su apogeo: los monumentos de la Acrópolis son la mejor prueba de ello.
Tras la Guerra del Peloponeso (431 – 404 a.C.), en la que se enfrentaron Esparta y Atenas, se empezó una labor de reconstrucción. La ciudad logró entonces convertirse en la cuna de la filosofía y la retórica, consolidándose como centro cultural del mundo antiguo.
En 323 a.C., dos hechos cambiaron el rumbo de la historia griega: la muerte de Alejandro Magno y la caída de la democracia ateniense. Desde mediados del siglo II a.C., Atenas, al igual que toda Grecia, permaneció bajo la dominación romana. De ahí que la ciudad experimentase una paulatina decadencia política, aunque continuó siendo el centro cultural por excelencia. Con todo, en 529 de nuestra era, el emperador Justiniano puso fin a sus escuelas filosóficas y obligó a todos los habitantes del Imperio a convertirse al cristianismo. La Antigüedad había perecido.
Por otro lado, la historia vio durante casi dos mil años cómo una invasión tras otra iban destruyendo y transformando Atenas y los demás territorios de la Hélade: romanos, hérulos, godos, cruzados, venecianos y turcos los saquearon, conquistaron y dejaron su huella en estos.
La Guerra de la Independencia contra el poder otomano (1821-1829) permitió la fundación del Estado griego moderno, en 1830, entendiéndose por moderno «europeo». Se impuso la monarquía, cuyo primer rey fue Otón I. El 1 de diciembre de 1834, Atenas fue designada capital del país y una serie de proyectos arquitectónicos le confirieron un aura neoclásica, acorde a la ideología y estética de aquellos tiempos. Aun así, la ciudad no contaba con más de 6.000 habitantes.
Entre los años cincuenta y sesenta del siglo XX, el aspecto de Atenas cambió drásticamente. Después de la II Guerra Mundial, numerosos campesinos se trasladaron a la capital en busca de una vida mejor. La necesidad de viviendas motivó la destrucción de bellísimas casas neoclásicas, que fueron sustituidas por edificios de apartamentos de líneas geométricas. Por entonces, los propietarios de pequeñas o grandes residencias las hacían derribar para construir bloques de pisos, ocupando ellos mismos uno o varios apartamentos del inmueble. Como resultado, Atenas se convirtió en una metrópolis de más de 4 millones dehabitantes. Hoy en día, alrededor de la mitad de la población del país reside en ella (unos cinco millones).
Por fortuna, durante las últimas décadas se han ido restaurando y rehabilitando construcciones de gran valor histórico, además de peatonalizarse calles y crearse más espacios verdes.