El barrio más reivindicativo y anarquista de Atenas se debate entre la gentrificación, la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos y la voluntad de conservar su esencia.
Durante muchos años, Exarjia era para muchos sinónimo de enfrentamientos con la policía, coches quemados, disturbios y droga, pero también de bares underground, after míticos y vida nocturna en general. Sin embargo, en los últimos tiempos, la gentrificación generalizada de la ciudad ha cambiado el panorama. Y es que Exarjia, además de estar demasiado en el centro para permanecer inalterado, también es una parte nuclear del corazón de Atenas justamente por su carácter de enfant terrible de la capital. Hace apenas un mes, la revista Time Out lo colocaba en el puesto trigésimo primero de su lista de barrios más cool de todo el mundo: Exarjia cabalga la ola de su popularidad con sentimientos encontrados. Hay un gran frente abierto en la zona, y es el metro: las obras que pretenden colocar la estación en la plaza suscitan la suspicacia de los locales, que perciben una voluntad de disolución del núcleo más «guerrero» de la ciudad, y las protestas son el pan nuestro de cada día.
Pero, por otro lado, la vida cotidiana prosigue en este distrito triangular situado entre las estaciones de metro de Panepistimio y Omonia y el eje de la avenida Alexandra, que cuenta con espacios de tanta importancia como el Museo Arqueológico o el Pedío tu Áreos. Ambos son buenos ejemplos de los cambios positivos experimentados en esta parte de la ciudad: mientras que hace unos años, la recomendación era no entrar en el Pedío tu Áreos una vez caía el sol, en la actualidad podrán ver gente de todas las edades y condición social paseando y, con un poco de suerte, a lo mejor hasta topan con algún concierto.
Lo mismo ocurre hasta cierto punto con el Museo Arqueológico: los visitantes entraban y salían por la fachada principal, pero las calles laterales y traseras (Sturnari, Tositsa, Saimi) ofrecían un panorama desolador; ahora las verán llenas de establecimientos nuevos con ganas de comerse el mundo. El Museo Arqueológico, por cierto, es una visita imprescindible de la ciudad de Atenas: en él podremos contemplar piezas procedentes de todas las civilizaciones del Egeo y de la Grecia continental, una impresionante colección de objetos de Egipto, y verdaderos tesoros como la Máscara de Agamenón, entre otras muchas cosas. No se lo pierdan.
Sigamos desmarcándonos del estereotipo de la guerrilla callejera: junto al Instituto francés de Atenas, en la calle Sina (frontera natural de Exarjia-Neápolis con el más señorial Kolonaki), también encontrarán la Iglesia Evangélica alemana, de influencia Bauhaus, donde podrán asistir a selectísimos conciertos de música sacra sin coste alguno.
En plena plaza está la librería Bibliotèque, lugar de encuentro donde es tan fácil asistir a un pequeño concierto como a la presentación de un libro, y en la centralísima calle Valtetsíu se halla la librería-juguetería Fagotto books, especializada en música.
Hablando de jugueterías, Neápolis cuenta con una de las más cuidadas de Atenas: Anelixi, situada en la calle Ipocratus. Se trata de un local pequeño que apuesta por juguetes y juegos de calidad, y en el que los vendedores sabrán orientarnos a la hora de hacer un regalo (les recomendamos los paraguas, son exquisitos y económicos). Seguro que les resulta más difícil salir de la tienda que entrar en ella.
Otro sector que florece en Exarjia y Neápolis son las tiendas de vinilos; cuando decimos que florece, no estamos exagerando: solo en la calle Cemistocleus podrán encontrar tres o cuatro (entre ellas la mítica Vinylio Record Store Café), pero sin duda algunos de los establecimientos más destacados son Rock ‘n’ Roll Circus, Discobole y Vinyl City.
En Exarjia y Neápolis también abundan los cines, tanto al aire libre como cerrados. Los famosísimos Vox y Riviera, por ejemplo, son grandes favoritos de los cinéfilos de la capital. Pero también el Ekran, el Alphaville y el Panathinea, compañeros inseparables de las noches de verano.
Si buscamos vidilla y animación, pero no somos especialmente noctámbulos, el mercado de fruta y verdura de los sábados por la mañana en Kalidromíu es perfecto para nosotros, ya que lo combina todo: por un lado, un mercado tradicional de los que se celebran en todos los barrios de Atenas (en distintos días de la semana); por otro, el mercado siempre proporciona la excusa perfecta para ir a tomar un café con los amigos que uno se topa o con los que se hace el encontradizo, y de esa forma, los sábados por la mañana los cafés de Exarjia y Neápolis son un hervidero de gente con bolsas que se saluda, se encuentra y pasa de mesa en mesa.
Uno de los últimos descubrimientos de la zona bien merece una parada para tomar un reconfortante refrigerio: se trata de The black salami, microbakery, según se denominan ellos (o minipanadería, para que nos entendamos). Pero, si lo suyo son los clásicos, también pueden acudir al Ártiston, que lleva toda la vida ocupándose de saciar el hambre de los viandantes.
De cafés no hablamos: tienen mucho donde elegir, y no hace falta buscar. Por supuesto, nosotros tenemos algunos favoritos, como el Jartes, uno de los cafés «de siempre», el Selas, tan agradable de día como de noche, o el Blue Bear, de los «nuevos».
Si ya empieza a apretar el hambre, no se preocupen: tampoco eso será un problema. La zona cuenta con una gran gama de posibilidades: desde las tabernas más tradicionales, como I Lefka o Pinaleon, hasta el sabor cretense del Rakumel o el particular encanto de los platos de Ama Laji; por no mencionar el toque gourmet de Miss Neapolis, otro de los lugares que ha sabido hacerse un hueco en la amplia oferta de la zona.
Otros sitios interesantes son el Susurada (el nombre griego del pájaro lavandera), all-day bar que, además de una ubicación inmejorable, ofrece una apuesta imbatible por la buena comida y los ingredientes de calidad, y el Tanini agapi mu, bar de vinos de lo más activo que organiza también catas de vinos y hasta clases mensuales.
Si estamos buscando un «restaurante restaurante», siempre podremos optar por el Yiantes, un valor diacrónico, o arriesgarnos a probar unos de las novedades de las que más se habla en los últimos tiempos, Pharaoh, la apuesta del chef Manolis Paputsakis: un restaurante-bar de vinos-bar audiófilo en el que se cocina sin electricidad, solo con leña.
Por otro lado, si lo que nos va es lo informal, no hace falta renunciar a la calidad: siempre podremos dirigirnos a Ι Lesvos y disfrutar de sus tapas de marisco y pescado combinados con ouzo, o al Hayat para chuparnos los dedos degustando especialidades kurdas. O, incluso, al Cookoomela, establecimiento vegano de suvlakis —cosa que no encontrarán en ningún otro sitio, se lo garantizo—.
Una vez saciado el apetito, será la hora de ir a tomar una copa. El Santaroza cuenta con una de las barras más largas de la ciudad, sirve buenos cócteles y tiene vocación de bar clásico. Otra opción es el Alexandrinós, muy querido por los locales por su ambiente cálido y la calidad de sus cócteles. Para seguir la fiesta y bailar hasta la madrugada podremos acudir al Ayios, donde la clientela juvenil sorprende bailando sobre todo música griega; si buscamos un panorama más propio del carácter underground del barrio, podremos acudir al Skullbar, donde la música rock nos acompañará hasta altas horas de la mañana. Cuando salgamos, una nueva parada en la panadería y… ¡a dormir!
En resumen, Exarjia es una visita obligada para conocer el centro de Atenas y respirar el ambiente más gamberro de la capital. No se lo pierdan.